Holy Orders

Holy Orders

y como piedras vivas sed edificados como casa espiritual, para ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. (1 Pedro 2:5)

"El Orden Sagrado es el sacramento por el cual la misión encomendada por Cristo a sus apóstoles se sigue ejerciendo en la Iglesia hasta el fin de los tiempos... Comprende tres grados de orden: episcopado, presbiterado y diaconado" (CCC 1536). Los diáconos, sacerdotes y obispos son esenciales para la Iglesia Católica porque creemos que continúan el trabajo iniciado por los apóstoles.
Since the beginning, the ordained ministry has been conferred and exercised in three degrees: that of bishops, that of presbyters, and that of deacons. The ministries conferred by ordination are irreplaceable for the organic structure of the Church: without the bishop, presbyters, and deacons, one cannot speak of the Church. (CCC 1593)
La ordenación es el rito en el que se otorga el Sacramento del Orden Sagrado. El obispo confiere el Sacramento del Orden Sagrado por la imposición de manos que confiere a un hombre la gracia y el poder espiritual para celebrar los sacramentos de la Iglesia.
El sacramento del Orden Sagrado se confiere mediante la imposición de manos seguida de una oración solemne de consagración pidiendo a Dios que conceda al ordenado las gracias del Espíritu Santo requeridas para su ministerio. La ordenación imprime un carácter sacramental indeleble. (CCC 1597)

¿Quién recibe las órdenes sagradas?

The Church confers the sacrament of Holy Orders only on baptized men (viri), whose suitability for the exercise of the ministry has been duly recognized. Church authority alone has the responsibility and right to call someone to receive the sacrament of Holy Orders. (CCC 1598)

In the Latin Church the sacrament of Holy Orders for the presbyterate is normally conferred only on candidates who are ready to embrace celibacy freely and who publicly manifest their intention of staying celibate for the love of God's kingdom and the service of men. (CCC 1599)
El Concilio Vaticano II nos recuerda que la misión del clero ordenado, aunque única, está interrelacionada con la misión de los fieles laicos:
El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico, aunque difieren entre sí en esencia y no sólo en grado, están, no obstante, relacionados entre sí: cada uno de ellos, a su modo particular, es una participación en el único sacerdocio de Cristo. El sacerdote ministerial, por la sagrada potestad de que goza, enseña y gobierna al pueblo sacerdotal; actuando en la persona de Cristo, hace presente el sacrificio eucarístico y lo ofrece a Dios en nombre de todo el pueblo. Pero los fieles, en virtud de su sacerdocio real, se unen a la ofrenda de la Eucaristía. Ejercen igualmente ese sacerdocio en la recepción de los sacramentos, en la oración y acción de gracias, en el testimonio de una vida santa y en la abnegación y la caridad activa. (Lumen gentium 10)
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